Supervisión
La supervisión es un recurso imprescindible para un buen ejercicio profesional de la psicoterapia.
Nuestra profesión conlleva una gran responsabilidad e, inevitablemente, una sensación de soledad. El terapeuta se apoya en sus propios recursos: su humanidad, formación y experiencia. Y la relación terapéutica le enfrenta a sus limitaciones, capacidades y singularidad.
Desde el enfoque humanista, en toda relación de ayuda, y más allá de técnicas, el profesional es su principal herramienta. Esto supone que es afectado y afecta a la relación. La supervisión es entonces un modo de mantener “a punto” la herramienta que somos.
El terapeuta supervisor proporciona con su experiencia y su mirada externa, un acompañamiento y una orientación tanto a un nivel personal como a un nivel técnico. En el aspecto técnico se revisan y enriquecen aspectos del encuadre, diagnóstico, análisis del vínculo, planteamiento de objetivos terapéuticos y estrategias de abordaje de los problemas, y en el personal se revisa y elabora lo que le ocurre al profesional en la relación terapéutica y se profundiza en su estilo propio.
Esta herramienta es además muy útil para otros profesionales de la ayuda (educadores, trabajadores sociales, sanitarios y asistenciales) que trabajan desde un modelo humanista. Un espacio para compartir, reflexionar y trabajar conjuntamente los recursos, dudas, dificultades o conflictos relacionales y personales que genera su trabajo.
Por último, la supervisión es un modo de “acompañar a quien acompaña”, una manera de sostenerse y aprender en compañía de otros en la compleja y extraordinaria profesión de ayuda.
Desarrollamos distintas actuaciones:
- Supervisión individual:
- terapéutica
- educativa/asistencial.
- Grupo de supervisión para terapeutas anual: 1 sesión de 4 horas, un día a la semana, durante 11 meses.
- Supervisión de equipos. Para equipos educativos y asistenciales, en forma de sesiones y de talleres de formación/supervisión.